La prosa de José María Eguren en un libro de Miluska Benavides

 

Cuando muere en 1949, José María Eguren tiene sesenta ocho años de edad y deja tras de sí una obra poética de carácter único, insular, en la historia de la poesía peruana. Cuatro poemarios –Simbólicas, La canción de las figuras, Sombra y Rondinelas- componen el censo de su obra poética y en esta alienta una especie de mitología personal, muy personal, con sus personajes y motivos propios. Toda ella animada de un sugerente hálito musical. Una mitología egureniana en definitiva. Elucidar las claves de esta, ha sido desde entonces el cometido principal de los estudiosos de la obra del poeta. ¿Quién entre estos no empezó planteándose preguntas en torno al significado profundo de personajes como los reyes rojos, Juan Volantin, la niña de la lámpara azul o alguna de las otras niñas que desfilan en los versos egurenianos?, ¿acaso más que personajes no son personificaciones de los anhelos o los ensueños del poeta?, ¿proyecciones de su yo nefelibata?

Dicha inquietud alcanzó incluso los fueros de la ficción: ahí está el inicio del cuento más conocido del escritor Washington Delgado, “La muerte del doctor Octavio Aguilar” (su autor ganó con esta pieza el primer premio COPE de cuento celebrado en 1979). De corte fantástico, este cuento inicia con la evocación que hace el protagonista, un catedrático universitario, de los versos de “Los Reyes Rojos”, luego de lo cual reflexiona sobre los mismos ante sus jóvenes estudiantes.

Ahora bien, diecisiete años después de la muerte de nuestro poeta, aparece un libro que reúne un conjunto de prosas de su autoría con el nombre de Motivos estéticos. Redactadas casi todas hacia el final de su vida, dichas prosas constituyen una especie de testamento literario donde el autor parece refrendar en prosa lirica los varios motivos de su poesía. 

Sin embargo, desde aquella publicación póstuma en 1957, Motivos estéticos solo fue publicada dos veces más -en 1974 y 1997- como parte de las dos ediciones de las obras completas de Eguren que preparó y dio a la estampa el estudioso y crítico literario Ricardo Silva-Santisteban (apareciendo en ambos casos bajo el solo título de Motivos). Acaso esto explica la escasez de estudios críticos en torno a este libro de prosas: ya muy pocas son las personas que saben de su existencia, pero aún menos son las que han tenido ocasión de tenerlo en sus manos y leerlo. Sin embargo, entre estas últimas se contó una joven profesional de la literatura, Miluska Benavides, cuya lectura devino en la redacción de una tesis y esta a su vez en la redacción y publicación de un ensayo bajo el sello editorial de la Academia Peruana de la Lengua: Naturaleza de la prosa de José María Eguren.

Publicado en el año 2017, este ensayo sacó a relucir en el ámbito literario de nuestros días una faceta poco conocida de la obra de Eguren. Sin embargo, acaso el mayor valor literario de Naturaleza de la prosa de José María Eguren consista en la reproducción in extenso de seis de las treinta y ocho piezas que conforman los Motivos: “Expresiones líricas”, “Pedrería del mar”, “Sintonismo”, “Noche azul”, “Las ventanas de la tarde” y “Tropical”. Eso sí, la selección de las mismas por parte de la autora respondió al objetivo principal que ella se propuso al escribir su trabajo, a saber: “…brindar claves de lectura que permita entender la prosa de Eguren en la poética de una versión particular del simbolismo artístico”. De hecho, la autora cita y analiza varias prosas más, pero solo reproduce íntegramente las seis mencionadas. Y en ellas no es difícil reconocer a algunos de los personajes o motivos característicos de la mitología egureniana, esa que alienta en sus versos.

A propósito de este término “mitología” conviene precisar que es el mismo que emplea Octavio Paz en su libro Los hijos del limo para designar un rasgo particular de la poesía moderna. Señala el escritor mexicano: “ante la progresiva desintegración de la mitología cristiana, los poetas…no han tenido más remedio que inventar mitologías más o menos personales hechas de retazos de filosofías y religiones”. “Mitologías poéticas” las llama seguidamente el autor.

Más formal, Miluska Benavides, en el caso de su ensayo, emplea la noción de “universo referencial propio”, si bien Los hijos del limo es un libro que ella también cita para traer a colación la noción de “analogía universal” y aplicarla a su análisis de la obra en prosa de Eguren.

Por ultimo hay algo importante que señalar con relación al término “motivos”: desde las primeras páginas de su ensayo, la autora deja en claro que dicho término tiene que ser tomado en su acepción musical: temas que vuelven a lo largo de una composición de índole musical, a modo de ritornelos.

Temas o motivos que, en el caso de Eguren, acaso volvían también con las olas que él veía alcanzar la orilla de la playa barranquina donde solía pasear a solas.



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