En 1955, cuando yo estaba todavía en el
colegio, mi padre me llevó al Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú
para oír una conferencia del doctor José Durand Flórez acerca del Inca
Garcilaso de la Vega. El conferencista era un hombre de talla prócer,
corpulento, con lentes y bigote, enterado y diserto. Tenía treinta años y dominaba su tema.
El ilustre garcilasista Aurelio Miró
Quesada Sosa, que presentó a Durand, publicó años después, en 1959, una
excelente edición de los Comentarios y de la Historia General del Perú, en tres
tomos, con un prólogo de 86 páginas.
Para los mozalbetes universitarios de
entonces (yo era uno de ellos), la lectura de esos tres voluminosos tomos no
resultaba atractiva. Podríamos haberla acometido (al menos la lectura de los
Comentarios) si hubiésemos tenido a la mano una buena antología de las obras
antedichas del Inca. Pero no había una antología así y aun si la hubiese
habido, la desconocíamos. Sólo quince años después, los jóvenes de que se
trata, que naturalmente ya habían dejado de serlo, vieron –vimos– complacidos
que en la Biblioteca Peruana auspiciada por el Gobierno Militar se habían
incluido tres tomos antológicos de los Comentarios, con un prólogo de Hugo
Neira.
Va de suyo que sería despropositado
imaginarse a los jóvenes de hogaño leyendo de punta a cabo los Comentarios de
Garcilaso. Pero habrá muchos –no una multitud, claro está–, habrá muchos
dispuestos a leer una antología bien concebida y mejor hecha. Pues bien: no
digo que la que nos entrega Ezequiel Valenzuela Noguera sea la única, pero es
indudablemente una de las mejores. La acaba de publicar el Fondo Editorial de
la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Se titula Educación y Cultura en los Comentarios Reales.
Refiere Garcilaso que cuando Huayna Cápac
vio cuán bestiales eran los de Passau, sumamente brutos, consideró que sería
vano el trabajo de reducirlos a urbanidad y policía. “¡Vámonos –exclamó Huayna
Cápac–, que éstos no merecen tenernos por señor!”
Pienso que si algún día nos invadieran
los extraterrestres, queriendo conquistarnos, renunciarían pronto a su empeño,
al comprobar que en este planeta la brutalidad reina soberana. Y antes de irse
condecorarían a Katia Fernández por haber dicho en la página 108 de su libro
Éxtasis lo siguiente: “El hombre es el animal que acapara el concepto de
BESTIA.” Responsable principalísima de esta bestialidad es la televisión
comercial, fiel servidora del Orden Establecido o mejor dicho del Desorden.
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