Vivaldi, tuyo es el violín
tuya la música, tuyo el poder
de reconciliar a la falena con la
sin fin
belleza de la pálida Astarté
Tuyos los días en que tras el
atril
veías despuntar ese dechado
de hermosura que era el arco
y el secular violín
sobre el hombro de una ninfa
encrucijados
La inmortal belleza apuraba
para ti
todas sus posibilidades
Ebrio casi de ella, te dabas al
insaciable
rito de restañar en el violín
las distancias más infranqueables…
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